El Maestro de Petersburgo. J.M. Coetzee. Recibió el premio nobel en 2003. Es sudafricano. Yo lo tengo en edición De Bolsillo. Es una novela de suspenso, medio policiaca y medio revolucionaria. Regalo de Olimpia Flores (@euphrasina)
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«Tal vez sea porque en los jóvenes hay algo que aún no se ha adormecido, algo a lo que apela el espíritu que habita en Nechaev. Quizá esté en todos nosotros: es algo que hemos pensado que lleva siglos amortajado, pero que solo estaba adormecido».
«El revolucionario es un hombre condenado… No se interesa por nada, no tiene sentimientos, no tiene lazos que le unan a nada, ni siquiera tiene un nombre. En él, todo está absorbido por por una pasión única y total: la revolución. En las profundidades de su ser ha roto amarras con el orden civil, con la ley y la moralidad. Si sigue viviendo en sociedad, es solo con la idea de destruirla.»
«Estamos hartos, asqueados de la inteligencia. Están contados los días que le restan a la inteligencia. La inteligencia es una de las cosas de las que hay que deshacerse. Llega el día de la gente de a pie, y la gente de a pie no se distingue por ser inteligente. La gente de a pie lo que quiere es que se hagan las cosas».
«No, no es la Venganza del Pueblo, sino la Venganza de los Hijos: he ahí lo que de veras subyace a la revolución, los padres que envidian a sus hijos y sus mujeres, los hijos que urden la trama para robar los ahorros de sus padres».
«Si estás tocado por el don de la escritura, quiere decirle, ten en cuenta cuál es la fuente del don. Escribes precisamente porque estuviste solo en tu infancia, porque no tuviste amor… No escribimos gracias a las plenitud; escribimos gracias a la angustia, a la carencia».
«Aquí terminan las líneas… Empiezan en los ministerios y en el tesoro, en la bolsa de valores y en los bancos. Empiezan en las cancillerías de toda Europa. Las líneas de fuerza comienzan ahí, e irradian en todas direcciones, hasta terminar en sótanos como este, en donde viven bajo tierra estos pobres desgraciados».
«He ahí la idea nueva, la idea verdaderamente nueva. Año uno. Carta blanca. Todo se reinventa, todo se borra y renace: la ley, la moralidad, la familia, todo. Todos los prisiones son puestos en libertad, todos los delitos son perdonados. La idea es tan tremenda que usted no alcanza a entenderla, como tampoco la entienden los de su generación».
«El demonio: ese instante en el que inicia el clímax y el alma se retuerce al salir del cuerpo para comenzar su espiral descendente hacia el olvido».