De la Pista de Hielo y el Triángulo Virtuoso

El gobierno de la Ciudad de México (de izquierda) ha decidido para la temporada decembrina, instalar en el Zócalo de la ciudad una monumental pista de hielo artificial para el uso gratuito del público en general. Esta medida ha causado controversia entre gran parte de la población, a pesar de que en este caso, la mejor decisión, sólo es una: SÍ A LA PISTA.

Toda política pública debe -o al menos debería- tener más beneficios que costos. Así, el costo de la pista fue de aproximadamente 5 millones de pesos(http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2007/11/19/costara-cerca-de-cinco-mdp-la-pista-de-hielo-en-el-zocalo-ebrard). Mientras que sus beneficios, (sin ponderar la «felicidad» de los patinadores) de alrededor de 16 millones de pesos (http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=336642) por el sólo concepto de publicidad. Así, el erario público obtuvo una ganancia económica de alrededor 11 millones de pesos, además de gran publicidad política y, sobre todo, gente contenta.

Esta alternativa decembrina ejemplifica un triángulo virtuoso para hacer políticas públicas: empresarios que pretenden comercializar sus productos, consumidores que quieren beneficios a bajo costo y un gobierno que los presenta buscando publicidad. Con el perdón de los publicistas, pero las enormes sumas que gastan las empresas en campañas de propaganda, podría ser utilizado para beneficios sociales y con un resultado similar; la gente suele agradecer a quien le ayuda, por lo que la lealtad a la marca y el aumento de las ventas sería una consecuencia muy probable (en un mundo ideal, me imagino un mercado de competencia altruísta, donde en los estudios de mercado se busque como ayudar al mayor número de personas/clientes).

Con todo y la aversión que tengo a las trasnacionales, no tendría más que aplaudir la construcción del Hospital Coca-Cola de México para gente de escasos recursos, o la carretera Pepsi para unir un grupo de pueblos alejados. Eso sí sería una empresa socialmente responsable, no una en la que los trabajadores tienen buenas prestaciones, les dan cursos de capacitación y siembran arbolitos (¡ah! y eluden impuestos ayudando al Teletón).

Salgamos ya de la coyuntura de descalificación mutua y pongamos atención en las virtudes y defectos de las propuestas de todos los gobiernos.
Esta vez, el gobierno del DF ha tenido un gran acierto y debe ser analizado por los demás. El problema no es que falte dinero en México, sino que está en muy pocas manos; la pista de hielo, no ha sido más que una buena idea para regenerarlo y repartirlo. Todos ganan.